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La Utopía de Ariel Rosales

Fragmento de la entrevista realizada en el año 2005, a Ariel Rosales, por la periodista y escritora Natalia Vinelli para su libro: La televisión desde abajo

Natalia Vinelli: ¿Cuál fue para vos la propuesta estético política y cultural de Canal 4 Utopía?

Ariel Rosales
Ariel Rosales

Ariel Rosales: Habría que comenzar diciendo que Canal 4 UTOPÍA fue el resultado de la participación de los vecinos-televidentes, es por ello que en sus distintas etapas la propuesta cultural y política fue el reflejo de aquellos que participaban activamente. Desde mi humilde opinión podría decir que la propuesta política era trabajar contra la imposición del pensamiento único por parte del poder hegemónico. No se si lo logramos, lo que si se es que la diversidad de opiniones estaba siempre presente y la libertad de expresarse era una bandera. La programación era propuesta por los propios televidentes y el mismo vecino se acercaba a difundir sus inquietudes políticas y culturales. Un día llegaron dos flamantes críticos de cine, Cristina y Jorge, con la inquietud de difundir en ese momento el cine argentino. No solo hicieron el ciclo de cine argentino (el ciclo de mayor duración  junto a KAOS (Juventud) y  Los barrios hablan (noticiero)) sino que terminaron siendo responsables de toda la programación de películas del canal. Con ciclos de cine Latinoamericano, de Autor, Clásico, de grandes directores, al mejor estilo de un Cineclub y sin envidiarle la programación del Cine Cosmos, el Rojas o el San Martín.

Y por supuesto que no fueron los únicos ya que también tuvo lugar el cine arte, la ciencia ficción, el cine bizarro, el de terror conducido por Marcelo un televidente de 14 años que además realizo una historieta con personajes salidos del propio canal. Un párrafo aparte se merece el ciclo de cine erótico que generó una gran participación de los presos de Devoto votando sus películas y comentando sus realidades por el teléfono.

También los espacios de Teatro Abierto o los de música (rock, blues, tango, folklore, etc.) fueron conducidos por televidentes que aportaban el material semana a semana.

En definitiva, un medio inclusivo, donde la comunidad se integraba no solo en la programación sino en tareas mas técnicas como salir a cubrir y filmar notas, la parte operativa diaria que cabe recordar que el canal transmitía 24 horas, repartir la programación impresa en los anunciantes e incluso muchos televidentes realizaban la tarea de vender publicidad y así cubrir los gastos operativos ya que ningún programa pagaba su espacio (salvo excepciones).

Sin dudas, que la propuesta cultural fue surgiendo de las ideas de los televidentes y de la integración de grupos de música o de teatro.

Cabe recordar que en pleno proceso “menemista”, la desmovilización era muy grande y después de venir de años de dictadura, el tejido social en los barrios estaba fragmentado, es por ello que el canal sirvió de vinculo de expresión para las incipientes organizaciones sociales. No dejo de olvidar que cubriendo algunas notas para el noticiero “Los barrios hablan”, junto a Fabián participamos de la primera marcha en reclamo de justicia por Walter Bulacio, paradigma del gatillo fácil en Argentina o las primeras manifestaciones de las marchas de jubilados.

Desde el punto de vista de la estética, habría que señalar que si bien se propiciaba el fondo, la forma también sirvió para construir la mística de UTOPÍA. Creo que de la precariedad hicimos un recurso comunicacional. A mi modo de ver había cierta estética  subterránea, under… Desde ya, que el canal paso por distintas épocas de mayor o menor potencia de transmisión o de mejores caseteras, micrófonos y cámaras aportadas por los televidentes. Obviamente, que hubo etapas de mejor imagen pero los allanamientos y decomisos no nos dejaba desarrollarnos. Un aspecto que es interesante contar es que la inmediatez y la falta de recursos técnicos nos llevaron a emitir material sin editar y esto contribuyo en parte a la credibilidad del canal ya que demostraba la imagen cruda tal cual era y la no editorialización que se produce con la edición. Posteriormente este recurso se vio en el Canal Crónica.

El salir en vivo desde un mismo lugar con una cámara fija acercó al televidente que veía un medio mas cercano y que comenzaba a formar parte de su familia. Ya que los hijos votaban las películas infantiles por la tarde y  los padres opinaban en el noticiero al aire por teléfono o votaba el ciclo de películas por la noche.

Si bien la falta de profesionalización, como dirían algunos, (aunque este aspecto tiene que ver con la formación) fue una bandera que se convirtió en recurso comunicacional, quien sabe que hubiera sido de UTOPÍA, en este aspecto técnico-estético, sino hubiésemos tenido que soportar los decomisos. Para muestra  cuento que en muchas ocasiones solo transmitíamos con una casetera que se “empastaba” o para decirlo mejor se ensuciaba el cabezal y había que limpiarlo -sin salir del aire- con el lado del filtro de un cigarrillo…

En definitiva fue una sumatoria de miradas estéticas de cada uno de los que hicimos el canal, y que sirvió para desmitificar esa idea que sobrevuela sobre los medios de comunicación que es sólo para algunos, que es para una elite, que esta hecho por profesionales, que se necesitan grandes estudios, cámaras y alta tecnología, etc…  y que, salvo para hacer el Gran Hermano y lo que eso conlleva -tema para otro análisis-, la gente común no puede participar. Es por eso que UTOPÍA demostró que todos podemos ser protagonistas.

NV: ¿Qué diferenciaba a Utopía de los canales hegemónicos (en el proyecto, en la imagen, en la gestión, en el funcionamiento?

AR: Sin entrar mucho en detalles, los canales masivos (frecuencias concesionadas por el Estado a grupos privados de poder político-económico)  persiguen dos objetivos claramente definidos: en primer lugar tienen fines de lucro y mercantilizan la información y por otro lado son los principales formadores de opinión del sistema. También muchos medios comunitarios o mejor decir de baja potencia y que dicen ser “alternativos” comercializan su programación e intentan ser ellos los formadores de “otra” opinión y piensan que desarrollan “otra “ agenda de información. Pero sin echar tierra, puedo puntualizar ciertas variables que hacen a la alternatividad del proyecto de UTOPÍA que desarrolló en diferencia de los medios hegemónicos.

COMUNICACIONAL: ya dije que los canales hegemónicos formaban opinión pero no son sólo eso sino que son el aparato reproductor del sistema. Y es aquí donde podemos centrarnos para analizar a UTOPIA como paradigma comunicacional ya que atacó este modelo e integró al receptor pasivo en un protagonista activo. En un televidente que participaba en las decisiones del canal, en la propiedad, en la programación, en la gestión, en el presente y en el futuro del medio. Es decir y para ser mas gráfico: en todo aparato reproductor hay un actor activo y otro pasivo, un emisor que penetra en un receptor. A los largo de los años que el canal estuvo en el aire ese actor pasivo se transformó en activo y no dejo de ser pasivo. Cuando cualquiera de nosotros se iba, de hacer algún programa, del canal a su casa se convertía en televidente y además llamaba por teléfono para corregir algún detalle de la transmisión (ajustes del transmisor, algún micrófono mal puesto o votar la película de trasnoche).

PROPIEDAD: Si bien en un principio el aporte de insumos, material y equipamiento necesarios para funcionar salió de un reducido grupo iniciador que llevaba elementos de su uso particular para el funcionamiento del canal, como ser Fabián –un transmisor-, Nelson o Jorge –una cámara y casetera- yo en particular –una cámara e isla de edición- y así se fueron sumando micrófonos, cables, videos, etc. Algunos incluso llegaron al canal con televisores o cámara y las dejaban, otros iban a filmar determinado material y volvían con su cámara que por cierto era el elemento de trabajo. No sólo equipos tecnológicos aportaban sino que también acercaban yerba y azúcar y horas de su tiempo. Es por eso que todos nos sentíamos dueños del canal y hoy en día decimos que UTOPÍA era de todos. Un medio de propiedad colectiva de televidentes y de aquellos que si bien no eran televidentes se acercaban a compartir la experiencia con fuertes vinculos solidarios.

ORGANIZACIÓN: Era asamblearia y colectivista. Las decisiones de programación, gestión e incluso seguridad, se tomaban en asambleas abiertas y horizontales. Las más grandes que yo recuerde se dieron en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras con más de 500 personas. Se elegían responsables por áreas (técnica, programación, recursos, noticiero, operatividad, difusión, etc.) y se ejecutaban las decisiones consensuadas que se debatían en las asambleas.

FINANCIACIÓN: Podríamos decir que el Canal tenía un sistema mixto de autogestión y generación de recursos. En primer lugar el aporte voluntario de los que integramos el medio. En horas de trabajo, en insumos o en aportes monetarios (rifas, alcancías, etc.). Y por otro lado la venta de publicidad en los comercios minoristas de la zona. Hay que aclarar que no se comercializaba la programación salvo 2 o 3 programas puntuales y que sirvieron para sostener el canal en etapas críticas. Vale decir también que ningún integrante cobraba sueldo sólo viáticos para producción.

Esta experiencia de la publicidad barrial fomentó muy fuertemente la integración comunitaria y el compromiso social. El televidente visitaba al anunciante para buscar la programación mensual que imprimíamos y repartíamos por los negocios auspiciantes. Tal es el caso que algunos de ellos llegaron hasta a hacer programas o integrarse en alguna área de UTOPÍA. Cómo el de Perfumería Yessy que comenzó colaborando en el área recursos y terminó haciendo un programa y participando activamente.

CONTENIDOS: Ya di detalles sobre la programación y la propuesta cultural, pero quería aclarar que la construcción colectiva del discurso se daba en la revalorización de la diversidad. Integrar e integrarse en organizaciones sociales o comunitarias. Como la experiencia de instalar, por una jornada, un canal en la Villa 21 con motivo de una olla popular organizada para la convocatoria de una movilización de CTA. O los programas Filo TV realizado por los estudiantes de Filosofía y Letras o los espacios de los centros de estudiantes secundarios o las visitas al canal de los jardines de infantes. Sin olvidarme de la cobertura de los conflictos o problemáticas como fueron Bodegas Giol, Sanatorio Güemes, Villas 1.11.14 y 31, privatización de ferrocarriles, presos de Caseros y Devoto, gatillo fácil, SIDA, etc.  O la instalación del funcionamiento de UTOPÍA en la sede de la Facultad de Filo o en un bar de la zona o en una disco under. Y pensando en voz alta podría escribir que lo “revolucionario” no es solo coyuntural (foco o piquete) sino que es un largo proceso comunicacional. Pero este tema es para debatir largo.

LEGALIDAD: Un punto que no quería dejar de mencionar es el aspecto legal del medio. Estigmatizadas por ser “ilegales”, “truchos”, “piratas” o “clandestinas”, se trabajo ideológicamente en la apropiación de un recurso  como es el éter, es decir las frecuencias radioeléctricas están, existen. Algunas están contempladas en las leyes del sistemas (PTF) como, a modo de ejemplo, los canales abiertos 2, 7, 11, 13… en el caso de las VHF (más sus adyacentes que serán usados en la futura digitalización), en la frecuencia UHF para los canales posteriores al 13 están contemplados como codificados. En el plan técnico de frecuencias No están contemplados los canales comunitarios o de baja potencia. Es más compleja la historia pero es sólo para decir que tanto los canales 4, 5 y 6 en la Ciudad de Buenos Aires estarían libres para utilizarse -servicio complementario- en baja potencia, sino se entraría en conflictos jurisdiccionales con Uruguay. Y, por ejemplo, podría haber un cuatro en San Telmo y otro cuatro en Villa Urquiza. Pero no era esta cuestión técnica a la que me quería referir sino a plantear que durante muchos años sostuvimos y reivindicamos el uso y la apropiación de un recurso como las ondas radiofónicas, igual como lo es la tierra o el área subterránea o el agua o el aire, etc. “A desalambrar”, diríamos si esta fuera una lucha de reforma agraria.

Entonces bien, haciendo uso del Canal 4 o 6 se cuestionó la privatización del espectro radioeléctrico y  no dejamos de demostrar la inconstitucionalidad de la Ley Videla de Radiodifusión y solicitamos amparos en la Justicia que fueron permanentemente denegados. Resquicio legal que llevó al Canal a sufrir alrededor de 14 allanamientos y decomisos. Es por ello que trabajamos en instalar la discusión de una nueva ley de radiodifusión y en el reclamo legítimo de licencias. Por otro lado también se intento la “mutualización” del funcionamiento del Canal como forma de legalización.

Otro puntito es el de las denuncias por pasar películas actuales y que más allá de la estrategia de sumar televidentes reivindicaba la lucha contra la propiedad intelectual y fomentaba la socialización del conocimiento.

Natalia Vinelli

NV: ¿Cuáles eran los objetivos del medio?

AR: Fabián habría respondido “por un mundo mejor” pero yo voy a tratar de bajarlo a tierra. Era en un momento histórico en el país de fuerte impacto del capitalismo político-económico sumar un granito de arena en la  democratización de las comunicaciones y construir desde ahí, en pequeñas prácticas, una transformación político-social de la sociedad. Transformación que era dada por la diversidad de objetivos y modelos de aquellos que participamos activamente de la experiencia.

Decía pequeñas prácticas y me refería a trabajar sobre espacios de participación e integración, que creo desarrolle con ejemplos anteriormente, en la búsqueda de una construcción de un nuevo tejido social fragmentado desde antes de los años de plomo.

La intención, por lo menos de quien escribe, fue romper con la centralización del poder hegemónico que derivaba en una férrea concentración mediática. Tomar y desarrollar el medio de producción, cada canal de tv o medio de comunicación es un medio de producción como una fábrica pero en estos casos de conocimiento.

Se hace medio larga esta respuesta, creo que si el objetivo fue transformar: cuando vemos hoy que algunos chicos que tenían 8 o 10 años en el 92’ se formaron con la idea y con la práctica de ser parte de un canal de televisión desde la votación de películas, la elección de la programación, el hacer programas ellos mismos y mamaron lo que es: expresarse con libertad y se movilizaron para defender su derecho de libertad de expresión. Ya lo saben, saben que se puede y lo hicimos juntos. Aquí no habia iluminados con la verdad revelada bajo el brazo.

Lo demás es pura teoría…

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